Nada nuevo.
Pero somos algo patéticos, no todos, claro, el 99% de la población.
La verdad no gusta, y las palabras dulces pero falsas valen más.
Está visto y sentido. ¿Crees que todo esto funcionaría sin nosotros?
Está claro que no. Ellos venden porquerías y nosotros las compramos, una y otra vez.
La subida de precios es de risa para no llorar; en cambio, los sueldos siguen iguales. Ah no, te subieron 10 euros, jajaja.
Bueno, nos subieron.
Sí... hay dos bandas... lo sabemos todos.
El problema es que la banda que más oponentes tiene está muy cagada, para no perder lo que no tiene.
En fin... toca fingir... para engatusarlos y hacer sus juegos sucios.
Pero eso tiene un precio, y es muy alto... te pierdes a ti mismo y ya no sabes quién eres.
Y todo por ambicioso.
Una sonrisa falsa, una escucha falsa, un propósito oscuro y sucio. Así se manipula.
Ohh, qué inocentes... y aunque lo sabemos, seguimos igual.
Los jefes falsos, ellos te dicen “así no”, claro que no, así no rompes su esquema; te rompen ellos el tuyo y con un descaro alarmante. Adquisición de poder.
¿Y qué haces tú? Te sometes a un estúpido creído que se cree que por tener X años en una empresa y X mierdas de años sabe más que Dios.
Es lo que nos espera: incompetentes sin alma, máquinas que utilizan otros que se les cagan encima para cumplir sus objetivos.
No hay nada peor que ser un ignorante que no se da cuenta de que sí lo es.
Tu ego... ¿no viste el mío? Créeme, verás algo peor que el tuyo.
Sigo mis objetivos y no mi ego, porque si lo siguiera, sería igual que tú.
Ah claro, eso le escribirías a tu jefe... algún día que te mueras. Le escribiría yo también, pero es que yo no tengo, y si tuviera, valdría la pena tenerlo.
Quieren actitud de confianza y seguridad, quieren descaro, que no pidas permiso, que lo cojas como si fuera tuyo y vendas por vender. Grandes jefes, grandes mierdas, y es que encima se llaman empáticos. De risa.
Hacia eso vamos.
¿Tú qué compraste hoy? Yo lo mismo que ayer.